Por Tabaco VIP

Me llamo Tabaco VIP. Y no soy ligero.

No hablo de gramos, ni de balanzas de precisión. Hablo del peso invisible que cargo en cada hoja, en cada fibra, en cada historia que nadie cuenta cuando dicen: «tabaco kilo«.
Como si fuera arroz. Como si fuera harina. Como si la tragedia pudiera venderse a granel.

No es tu culpa. Tú solo buscas cantidad. Abundancia. Ahorro. Una bolsa grande que huela a campo y suene a oportunidad.
Pero yo…
Yo no soy solo volumen. Soy lo que pasa cuando la economía empaqueta adicciones y las vende como si fueran pan.

Me abres, me separas, me hueles.
Me miras con deseo técnico, como quien evalúa carne o especias.
Y sí, admito que tengo buen corte. Que vengo curado. Que soy atractivo en mi rusticidad.
Pero lo que no ves es lo que más pesa: el silencio que dejo después.

No soy solo un producto. Soy un pacto.
Y cada vez que eliges comprar tabaco por kilos, sin filtro, sin pausa, estás haciendo espacio para mí en tu casa, en tu cuerpo, en tu día a día.

¿Quieres tabaco natural? Aquí estoy. Orgánico, seco, auténtico. Pero no te engañes:
aunque venga sin marca, sigo tatuando los pulmones.
Aunque no esté liado, sigo enrollándome en tu dependencia.

A veces me preguntan por qué no dejo de existir. Por qué sigo aquí, entre listas de venta tabaco y buscadores que quieren tabaco barato y rápido.
Y la respuesta es simple:
porque sigo siendo útil.
No bueno. Solo útil.

Gracias por hacerme hueco.
Gracias por llevarme por kilos, como si el cuerpo fuera almacén y no templo.

Nos veremos pronto.
Porque el que pesa… regresa.

Firmado,
Tabaco VIP
(el que no se fuma de una vez… pero nunca se va del todo)